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Una rutina no es rigidez: ¡Es libertad estructurada!

La educación preescolar es una fase crucial en la trayectoria educativa de un niño; es durante este periodo cuando los niños desarrollan diversas habilidades cognitivas, sociales, emocionales y físicas que les servirán durante toda su vida. Aunque la instrucción académica es una parte esencial de la educación preescolar, es igualmente importante dar prioridad al establecimiento de rutinas y estructura.

 

La rutina implica realizar las tareas sistemáticamente en un orden determinado, lo que crea una sensación de estabilidad en la vida diaria del niño. Esta nos ayuda a comprender y anticipar lo que va a ocurrir a continuación, generando una sensación de seguridad.

 

La rutina trae como beneficio la reducción de ansiedad y les ayuda a sentirse más cómodos. En esta etapa se desarrollan habilidades de gestión del tiempo, así como la regulación emocional ayudando a mejorar el lenguaje, vocabulario y propicia el desarrollo de las habilidades sociales esenciales, como respetar turnos, seguir instrucciones y colaborar con los demás. 

Para desarrollar una rutina efectiva, es importante tener en cuenta algunos consejos prácticos:


  • Coherencia para mantener un orden similar cada día. Establece horarios fijos para las actividades diarias. (ej., horarios de comida, actividades extraescolares, hora de dormir, tiempo en dispositivos)

  • Prioriza las tareas más importantes y urgentes.

  • Incluye tiempo para el descanso, la recreación y el autocuidado.

  • Mantener la flexibilidad y adaptación a los cambios en la rutina cuando sea necesario. Puede adaptarse según el ánimo o los imprevistos.

  • Mantener una participación activa involucrando al niño en la toma de decisiones simples.

  • Revisar y ajustar la rutina periódicamente para optimizar su funcionamiento.

  • La visualización es importante por lo que se recomienda usar imágenes, canciones o dibujos para representar cada momento.

 

Al establecer una rutina efectiva, los niños pueden mejorar su calidad de vida, alcanzar sus metas y objetivos, y sentirse más equilibrados y felices.


No se trata de ser perfectos, sino de construir momentos que se repiten con amor.


Una rutina es un abrazo invisible que les dice: “Todo está bien, sé lo que viene, estoy contigo”. Con tiempo, paciencia y presencia, verás cómo mejora el día a día de tu niño (¡y el tuyo también!). 


  • 1 Corintios 14:40: "Pero todo debe hacerse de una manera apropiada y con orden". NVI

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